Ortaköy Camii o la mezquita más cuqui del mundo

Ignoremos que tengo esto abandonadísimo y que probablemente después de esta entrada se vaya a quedar otro tanto así. Será por cosas que quiero contar y fotos que quiero compartir, pero EN FIN, esta vida...

Por eso vengo con algo cortito, porque no creo que nadie espere de mí una entrada sesuda y haciendo una valoración desde un punto de vista artístico sobre una mezquita (Y si es así, ¡No seré yo la que se sienta culpable de haber creado tal expectativa!). Mis escasos conocimientos de arte se perdieron en el camino de la vida con todo el resto de adquiridos, vaya. 

Aprovechando que venía un familiar a Estambul y que al ser lunes varios lugares como El Palacio de Dolmabahçe o el Museo del Mar estaban cerrados (Nota mental para el futuro) nos pusimos a andar y a andar hacia Beşiktaş... Y alargando el camino llegamos a Ortaköy. Para quien no lo sepa, Ortaköy, a las orillas del Bósforo, es tirando a un barrio "pijillo", con mucha cafetería de mil pisos mona y puestos callejeros en los que para variar te sacan los cuartos malamente por chustería que puedes encontrar a dos liras en un mercadillo mundano en cualquier parte de la ciudad. Además es también lugar dominguero por excelencia para comprarse un Kumpir (O Patata Asada Colérica) y comérselo al solete delante de la mezquita de Ortaköy mientras los gaticos con su máster en mendicidad y pedir comida se ponen como el kiko con la media patata asada que seguramente te dejarás.

PATATA HANIM

Recuerdo que la primera vez que fui a Ortaköy la mezquita estaba, PARA VARIAR, en obras. Y tampoco es que me picara mucho la curiosidad por entrar en ella. Francamente, soy de la opinión de que vista una (o por lo menos las grandes) vistas todas, sea mezquita, iglesia, sinagoga, etc. A mí realmente llega un momento que después de entrar a muchas ya no me despierta interés... 

La mezquita de Ortaköy es pequeña en comparación a las grandes moles arquitectónicas de Estambul, con sólo dos minaretes y de estilo barroco otomano. Pero por eso mismo y por estar al ladito del Bósforo le envuelve cierto encanto. Por casualidad nos asomamos y desde fuera vimos unos lamparones que nos obnubilaron, así que nos pusimos el pañuelo a la cabeza y sin hacer ruido entramos en ella.

Bueno, es que por dentro es ROSA. Y entonces yo me caí en la marmita del amor profundo. ¡Con razón que me vendiera a ella! Investigando resulta que se construyó a mediados del siglo XIX y a ella solía ir a orar la familia del sultán otomano. Incluso llegó a ser utilizada como palacio de verano.

La verdad es que estuvimos un buen rato dentro porque al ser lunes sobre las seis de la tarde no había ni un alma, y al contrario que en el resto de Estambul se respiraba una paz tremenda. Desde ya se ha convertido en mi mezquita favorita del mundo, a la que pienso llevar a todo el que venga a visitarme (COF COF, ¡¡¡VISITADME!!!).

Por supuesto, no podíamos terminar nuestra visita a Ortaköy sin al menos... ¡Un waffle! La verdad es que es un día que recuerdo con mucho cariño. Además patiné por primera vez sobre hielo y no morí en el intento :)

PD. No diría esto si no fuera porque me han contado que existe gente un poco SUBNORMAL PROFUNDA pretendiendo entrar en La Mezquita Azul en shorts y encima indignada porque no le dejaron pasar. Si tenéis pensado ir a una mezquita no está de más que vayáis con ropa que os cubra todo el cuerpo, aunque sea verano. ¡Una rebequilla al bolso y tirando! El pañuelo para las mujeres si no sois escrupulosas da un poco igual porque siempre podéis conseguir uno a la entrada, e incluso en algunas mezquitas encontraréis túnicas para cubriros más. Pero por favor, un poco de respeto y sentido común, que parece que escasea cada vez más.