Llevas demasiado tiempo en Turquía cuando...

Me copio de TimeOutIstanbul, dislaik y me desuscribo de tu blog, block y report. La verdad es que pensaba hacer una entrada sobre el sublime mundo del Kahvaltı, El Desayuno Turco. Pero precisamente mi desayuno de hoy no podía ser más mediocre y español posible: Té (porque aquí el café soluble da un poco de asco), tostada con mantequilla y cuatro galletas rancias. En definitiva, no era digna para hablar del tema con ese comienzo chapucero de día.

Así que pululando por Internet di a parar con este artículo escrito también por un expatriado español en Turquía . Me inspiré copié vilmente y decidí también hablar de mis costumbres adquiridas personales y curiosidades acaecidas aquí. 

Aunque la mayoría de los casos son desde una visión femenina, otros tantos se pueden aplicar a hombres también. Empecemos:

1. Tienes amigas o has conocido a una distribuidora Avon. Con su catálogo mensual e intento de encasquetarte cualquier chorrada. No tendría reparos si no fuera porque todo lo que compré en Avon me salió rematadamente malo. Al menos, no era demasiado caro.
Hadise, la reina de Avon en Turquía
2. Has ido a una tienda de ropa para comprar un regalo a una amiga y te han preguntado si era para “una chica abierta o una cerrada”. 

3. De igual manera, has acompañado a tus amigas “cerradas” a Fatih, casi casi lugar de peregrinaje, a tiendas en las que sólo venden ropa para ellas y te has quedado viendo los burkinis y la vida pasar. 

4. A la vez, te das cuenta de que en este país, la ropa más bonita y de mejor calidad la hacen para ellas. Y también es bastante cara.

Armine 
5. Has ido a un mercadillo, concretamente a los puestos de saldillo, a arramplar. Bastante reconocibles con carteles de todo a 2,5 , 3, 5 o 10 Liras y un señor de pie dando gritos y removiendo la ropa mientras un montón de mujeres cual pirañas se pelean por las prendas buscando talla y taras. 




6. Derivado de esto, empiezas a considerar las marcas patrias (Inditex, Mango) e internacionales igual de prohibitivas que los turcos, en el punto de que puedes encontrar los mismos productos originales o de imitación tirados de precio en mercadillos. A mí, pagar más de 30 liras por una camiseta o camisa me parece denigrante a estas alturas. Sí, he dicho que hay imitaciones de Zara, Bershka y sucedáneos en mercadillos. Creía que eso se dejaba para Channel, Dior…

7. Te han invitado taaantas veces a Çay (Té) o a almorzar algo, ya sean hombres o mujeres, que al hacer la cuenta mental te sientes una gorrona de narices.

8. Has tomado Türk kahvesi (Café turco) y te han intentado averiguar la fortuna en los posos, con mayor o menor acierto. O peor aún: has visto como amigas tuyas descargaban una aplicación para smartphones y pagaban (SÍ, DINERO EN CRÉDITOS) para que un programa o persona con mucho morro leyera los posos del té a través de las fotos a la taza que compartían con la aplicación. Señoría, no tengo nada más que añadir.

Futuro negro negro...
9. Por arte de magia entre tus pertenencias empiezan a aparecer Coranes. En tu idioma. Yo ya tengo dos. No los he comprado yo.

10. De la misma manera, de repente te das cuenta de que tienes una cantidad de zapatos descomunal que es imposible que hayas traído en la maleta. ¿De dónde han salido? ¿En qué momento los compraste? ¿Por qué me tengo que ir de mi habitación para meterlos? Misterios de la vida (Solución: zapatos a 20-30 Liras). 

11. Te han contado el famoso ritual de la mascarilla crece-pelo. Toda turca tiene una amiga/prima/conocida que usó una mascarilla hecha a base de X ingredientes (Ingredientes que dependiendo de la chica con la que hables pueden ser totalmente diferentes) con la que a dicha persona le ha crecido el pelo 15 centímetros en tres meses. Comprobadísimo, empírico, mágico, sublime. Adivinad quién fue la que estuvo haciendo el gilipollas todas las semanas echándose un ungüento de aceites en la cabeza para NADA. Al menos el pelo se quedaba suave.

12. Has ido a comprar la verdura o las frutas a última hora al mercadillo porque están los precios por los suelos. 

13. Te has acostumbrado a encontrarte en cualquier parte letrinas. Y a utilizarlas, para lo flaco y para lo gordo. Os dejo con todo el asco ahí latente. 

14. Te has acostumbrado a que te miren. A ese mirar mucho.




15. Has hecho tuyo el chandalismo ilustrado

Tu te crees un poco así, como la prota de Medcezir... pero en realidad...



Y me dejo muchísimas en el tintero, así que es probable que vuelva con este tema. Pero por ahora es suficuente :)


2 comentarios:

  1. Jaruchi, Tejón, Pochacco!9 de octubre de 2014, 21:23

    La gracia que me ha hecho todo lo que has contado a pesar de que gran parte (si no todo) ya lo sabía de primeras xD

    Frases como "viendo los burkinis y la vida pasar" no tienen precio. Jajaja

    Por otro lado deberías hacer un estudio sobre la vida y reproducción del Corán. Porque ha sonado a eso... O a que aparecen como setas bajo la lluvia. Y como allí llueve mucho. (Léase post anterior).

    Que mas... Exijo el derecho a carbón de saber cual es la buena o mala fortuna que te leyeron en los posos de té!!

    Ale, se me va la inspiración!!

    Quiero mas entradas!! (No en el pelo...)

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    1. Pues yo creo que los Coranes sí que aparecen por reproducción, porque uno es grande y el otro como de bolsillo. En algún momento tuvo un hijo y yo no me di cuenta xD

      Mi lectura de la fortuna se resume en que se veía todo muy negro... Así que la pitonisa (?) se hizo un free style y me dijo que era porque estaba triste, deprimida, porque estaba lejos de la familia y de los amigos, en otro país... Vamos, obviedades de manual, pero tampoco estaba deprimida ni nada de eso aunque sí con unas ganas locas de volver por vacaciones a España. Ese mes de diciembre que se me hizo un poco cuesta arriba... En fin, BULAZO.

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